Petrer, un día diferente…y los rollos de anís
El fin de semana pasado estuve recorriendo una parte de España muy peculiar. Dentro de la comunidad de Valencia se encuentra Alicante, una zona encantadora, dentro de la cual está la llamada Costa Blanca y muchos pequeños pueblos con sus castillos, cada uno distinto, llenos de historias y leyendas, gastronomía, naturaleza, fiestas locales, con gran personalidad y sobre todo con orgullo de su gente por su terruño y por demostrar lo que la zona produce y que para ellos es único en el mundo, y solo por el hecho del orgullo con el que te hablan de ello, realmente lo vuelve eso: único en el mundo.
De cada lugar ya les iré platicando individualmente, ya que merece la pena, pero hoy quiero hablarles de un lugar en particular en donde nació una amiga, María Jesús, y a quien pedí consejo de lugares y zonas a visitar dentro de Alicante.
Ella amablemente me sugirió algunos sitios y me hizo la aclaración de su lugar de origen, así que en su honor y movida un poco por la curiosidad lo puse en el GPS y al darme cuenta que estaba cerca y que quedaba casi de paso por la zona y el lugar a donde iríamos después, decidí darme un tiempo y pasar a conocer este lugar.
Al llegar a la zona hasta ahora desconocida para mí, decidimos entrar al centro del pueblo, lo cual no nos tomo mucho tiempo, así que llegamos y nos estacionamos en la placita justo frente a una iglesia.
Lo primero que llamó mi atención fueron unos árboles muy bellos, con tejido de colores en sus troncos, ya antes había visto en otros sitios esta forma tan peculiar de adornar y cubrir de color el tronco de un árbol y pensé: qué lindo detalle de la gente de este pueblo. De pronto comenzó a salir gente de la iglesia, era notorio que habían celebrado algo importante por sus elegantes atuendos, los niños jugueteaban mientras sus padres platicaban al pie de la iglesia.
Yo observaba complacida, de pronto algo llamó mi atención y me hizo voltear, era una placa en una casa en la esquina de donde me encontraba, me acerqué y vi el anuncio de un Museo, ¨Museu Municipal Sala Dámaso Navarro¨ se podía leer en esta placa (en esta zona se habla Castellano y Valenciano) y una más que decía: “algo se cuece en Preter”, toda la fachada del museo está decorada con cuadros tejidos con gancho color beige unidos revistiendo la pared y dándole un agradable aspecto, el mismo tejido que recubre los árboles, así que movida nuevamente por la curiosidad y por saber un poco más sobre este asunto, abrí la puerta y entré.
En el lugar no parecía haber nadie, era un lugar pequeño, de tres niveles, comencé a observar el entorno y súbitamente apareció una mujer de edad mediana quien amablemente nos pregunto a mi acompañante y a mí si deseábamos información del museo y al ambos asentir comenzó a darnos la explicación de la primera sala.
Mi acompañante y yo nos mirábamos en complicidad alarmista y yo pensando sin poder decirlo en voz alta: “no habrá mas remedio que quedarse a escuchar a esta pobre mujer que se ve que no tiene visitantes muy a menudo y ni modo de ser descortés”, así que un tanto resignados decidimos escucharla y conocer el museo.
La primera pregunta fue que nos contara un poco sobre la fachada tejida y árboles de troncos cubiertos con el mismo tejido pero de colores. Nos contó que en Petrer se lanzó una convocatoria llamada “Tejiendo Petrer”, que consistía en convocar a toda persona que quisiera cooperar a decorar los árboles de la plaza y la fachada del museo, mandando un cuadro tejido que después unirían para revestir las paredes y los arboles, cosa que lograron dándole un aspecto muy lindo y femenino.
Para nuestra sorpresa, poco a poco se fue volviendo interesante la plática y el lugar, éste último lleno de objetos e historias de todas las culturas que se asentaron en estas tierras, una pequeña muestra con objetos mostrando los distintos oficios, costumbres y modos de vida de los petrerenses del siglo XX.
A medida que hablaba se notaba su pasión y conocimiento por la historia y su orgullo por este lugar. Ella hablaba y yo, (que creo firmemente debo tener algo de sangre oriental en mis venas) tomaba fotos sin cesar, queriendo tener testimonio del momento y grabarlo también en mi memoria. Como todo lugar en España tienen bien marcadas sus tradiciones, casi todas con alguna connotación religiosa, como las fiestas de moros y cristianos que se celebran en mayo y llenan las calles de alegría y colorido. La fiesta de los capitanes que escenifican en el castillo, porque como muchos de los pueblos cercanos cuentan con un hermoso castillo, herencia de su pasado árabe. La dolcaina y el tabalet ponen música a las danzas que bailan las “Carasses”, personajes disfrazados que recorren el casco antiguo y juegan a descubrir quiénes son las personas tras las máscaras.
Están también sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Remedio y la fiesta de las Falles y Fogueres. Vaya que son un pueblo colorido que se sabe divertir y celebrar a lo grande sus costumbres. Como muchos pueblos españoles con el deseo de hacer de esta zona lo más fructífera posible, están dándole mucho empuje a la hostelería, a sus recintos culturales, a su gastronomía y a la industria del calzado y marroquinería que son su fuente principal económica.
Nos contó también que tienen una actividad nocturna llamada “Petrer se viste de luna”, que hacen una vez al mes que debe coincidir con la luna llena en donde recorren las calles de Petrer y cuentan la historia con personajes vestidos de la época lo que lo hace divertido y diferente. Al terminar si lo deseas puedes quedarte a cenar en un restaurante de la localidad. ¿Suena interesante y divertido no creen?
Antes de finalizar la visita, la amable mujer cerró el museo y nos llevó a la acera de enfrente a un lugar donde, al tratar de construir un edificio y tras algunas excavaciones, descubrieron un horno romano del siglo III d.c. el cual representa un enorme hallazgo y de gran importancia, mismo que hoy que exhiben debidamente protegido y con mucho orgullo.
Al final entró un momento al museo y salió con una bolsita bordada en verde con un corazón con la leyenda “tejiendo Petrer 2015”, la bolsita traía toda clase de folletos culturales, un calendario con las fechas de sus principales festividades, información de la ruta de los castillos del Vinalopó que es el río que cruza por estas tierras y hasta un paraguas.
Quedé gratamente complacida, pensando que de esta forma, con personas como esta señora tan llena de orgullo por su localidad es como se puede reconstruir un pueblo y hasta una nación. Pienso volver en una segunda ocasión para conocer su castillo, participar en la visita nocturna, degustar sus platillos y maridarlos con los caldos de la región que, por cierto, son famosos también.
Información adicional que te puede interesar:
Petrer forma parte de la Ruta del vino de Alicante, caldos elaborados en su mayoría con uva Monastrell. Mismos que maridan a la perfección con cualquiera de los platos típicos de la región como la paella con conejo y caracoles, los gazpachos y fassegures que son como unas “pelotas” de carne picada de cerdo, pan rallado, piñones y perejil.
Es típico también las gachasmigas que como su nombre lo indica, son una especie de gacha o migas pastoras españolas que se hacen con harina, ajo, aceite de oliva y sal, un plato humilde pero muy sabroso. En cuanto a su repostería destacan los rollos de aguardiente que son unos rollitos de harina y anís, los suspiros que son merengues, los buñuelos y la Toña de pascua que es un pan tipo brioche también muy típico. Todas estas delicias dulces debemos maridarlas adecuadamente con vinos como Fondillón Alone, una reliquia de vino de Alicante.
Les dejo esta receta típica de la región, no se la pierdan.
RECETA
ROLLOS DE ANÍS
Ingredientes:
- 1 kilogramo de harina de Trigo
- 250 mililitros de aceite de oliva o de girasol
- 150 gramos de azúcar
- 125 mililitros de aguardiente dulce o anís
- 2 yemas de huevo
Preparación:
- Poner el aceite a calentar en una olla. Cuando esté caliente, añadir poco a poco la Harina y remover bien hasta que esté bien mezclado todo.
- En una olla aparte, poner a calentar el aguardiente dulce y disolver el azúcar.
- Juntar todo y añadir las yemas de huevo, amasando todo hasta que se forme una pasta homogénea.
- Precalentar el horno a 160º.
- Tomar porciones y formar los rollos.
- Colocarlos en una charola para hornear previamente espolvoreada con harina y cocer, 5 minutos a 160º y 25 minutos a 120º.
- Cuando estén terminados, decorar con azúcar glas o con canela.