Sentimientos tras la gordura
Ser amable y complaciente con los demás
puede tener un beta bastantes desagradable, según la terapeuta Karen R. Koenig,
quien revela que “las chicas
buenas terminan gordas porque viven sacrificándose por los demás en lugar de
cuidar de sí mismas”.
Este libro –explica Koenig– es para todas
las mujeres que saben que son demasiado buenas, que reconocen muy en el fondo
que esforzarse en exceso por los demás no les deja nada, que no comprenden por
qué no pueden dejar de comer cuando no tienen hambre, que sienten la necesidad
de disculparse por cualquier partícula de su ser que no sea intachable y
angelical.
Se dirige a aquellas mujeres que cuidan de
los demás con amor y cuidan de sí mismas con comida, que trabajan muy duro para
ser perfectas, viven para complacer a otros, piensan no y dicen sí, y tienen
que arreglarles la vida a todos.
Recomienda, entonces, pensar en cuatro temas para
controlar la comida: come cuando tengas hambre, elige opciones de comida que te
satisfagan, como conscientemente y disfruta de la comida, y deja de comer
cuando te sientas llena o satisfecha.
Según la autora, no hay nada malo en ser una
persona noble, generosa y modesta; el problema es que, con frecuencia, tales
actitudes sirven para enmascarar la baja autoestima, las carencias afectivas,
la inseguridad, la búsqueda desesperada de aceptación social, la culpa, etc.
Entonces las chicas buenas suelen terminar con sobrepeso porque las visitas al
refrigerador se convierten en la única forma de retribución frente a esa bondad
excesiva y unilateral que las caracteriza.
Sin importar la edad, en estas páginas
encontrarás el equilibrio para no ser tan buena, mantenerte en buenas
condiciones físicas, mentales y emocionales, pero sobre todo lograr ser feliz,
ya que pronto darás a la comida el lugar que le corresponde, serás la envidia
de tus amigas “las buenas” y, aprenderás a ponerte siempre en primer
lugar.
buenas terminan gordas, Editorial Océano, Colección Para Estar Bien, Barcelona,
224p.