Cocina o fantasía, la delgada línea que las distingue

Cocina o fantasía, la delgada línea que las distingue

Una de las actividades que más disfruto es viajar y desde luego comer. Viajar es un maravilloso aprendizaje en muchos sentidos. Se aprende observando, visitando la oferta cultural, visitando los lugares históricos, observando la arquitectura del lugar, escuchando su música y desde luego se aprende a conocer mejor un lugar y a su gente con el maravilloso arte de comer, degustando los platillos que caracterizan a cada lugar, descubriendo en cada uno los distintos aromas e ingredientes.

Disfruto enormemente la oferta gastronómica de cada sitio, de cada país. Disfrutar viene del entendimiento y viceversa, disfrutar es entender el concepto del cocinero, ése que logra con sus platillos transportarnos a distintos momentos y a estados de ánimo, que logra evocaciones con el simple aroma de su cocina, que nos asombra y maravilla con la estética en sus platos, y que nos deja satisfechos, con una sonrisa en el rostro.

OFERTA GASTRONÓMICA

En un mundo como en el que vivimos, donde la oferta gastronómica es tan extensa, donde es una moda estudiar para cocinero, donde todos quieren involucrarse de una u otra manera en el arte culinario y donde los cocineros van en una estampida que parece no tener límites en cuanto a la forma (no siempre en el contenido) tan sofisticada y rebuscada de presentar sus platillos, es casi un remanso de paz reencontrarte con cocinas que aunque no demeritan en nada a las famosas y rebuscadas en cuanto a calidad, son mucho más simples, mucho más sencillas y en eso radica su importancia, cocinas con una propuesta que simplemente “te llena”.

Todo esto no lo podemos distinguir si no estamos dispuestos a abrir bien los ojos y no dejarnos deslumbrar por tanta necesidad de lucimiento. La cocina es como la vida misma, es evolutiva, las propuestas en cuanto a la forma van cambiando con las distintas épocas, pero el fondo debe ser siempre el mismo que es simplemente calidad en los alimentos y sabor, dos conceptos que deben ir de la mano. Es maravilloso que el plato tenga una técnica adecuada, que sea agradable a la vista, que exista un equilibrio, pero el fin primario es satisfacer nuestro paladar. Si te gusta lo que comiste siéntete afortunado.

TENDENCIA AL CONSUMO LOCAL

Cada país se distingue por su cocina, la manera como manejan los ingredientes, sean del mar o de la tierra, esto debido a su locación. Lógicamente los lugares cerca del mar tienen mayor oferta y más fresca de este tipo de productos que quienes están a muchos kilómetros de distancia, pero hoy con la globalización, prácticamente podemos disfrutar de cualquier platillo del mundo en un lugar distinto a donde fue creado, o de donde es el producto.

Debo aclarar que hoy en día, hay una marcada tendencia a consumir productos locales y de cercanía, lo cual aplaudo, ayudar al pequeño productor, al más cercano.

La buena cocina está en todos lados, no es necesario tener estrellas Michelin o reconocimientos mundiales para ofrecer una buena cocina. Personalmente, donde mejor he comido por el mundo casi siempre ha sido en rinconcitos, en pequeños lugares que me encuentro por ahí sin mayor expectativa que pasarla bien y he descubierto verdaderos talentos. Busco siempre lo más simple, que el producto sepa a lo que es, procuro mantenerme alejada de los lugares muy exclusivos donde te sientes incómodo hasta de pedir un vaso de agua porque la mitad del personal tiene cara de pocos amigos y te es imposible relajarte y disfrutar; me hacen sentir incómoda y trato de evitarlos, sin que por ello demerite la calidad de su cocina, sólo que si la experiencia no es completa para mi, no funciona.

Por esta razón disfruto esos pequeños lugares escondidos que de pronto descubres y que son siempre una buena experiencia.

Ojo: no quiero decir con esto que todos los restaurantes caros son incómodos o malos, ni que todos los sencillos y económicos ofrezcan calidad. Lo que digo es que a mi la cocina sencilla me ha brindado momentos más gratos.

Al final todo en la vida tiene un giro de regreso a los básicos, en todas las épocas es notorio, es como una vorágine que tarde o temprano cansa y sólo deseas regresar a donde te sientes cómodo y bien. Menos es más.

La oferta gastronómica tiene una enorme gama de posibilidades, las distintas tendencias y modas culinarias existen porque los comensales pagan por ello. Está en nosotros lo que buscamos, lo que nos complace, el conocimiento que tengamos del origen y la calidad de lo que nos llevamos a la boca, la manera como nos nutrimos tanto el cuerpo como el alma y el precio que estamos dispuestos a pagar. No te dejes llevar por las tendencias de moda, ni le des cabida a tu cuerpo a lo que no sea de calidad, a todo aquello que no disfrutes plenamente.

Los cocineros honestos, trabajadores y entregados a la actividad que realizan, siempre tienen éxito en donde quiera que se encuentren y es un placer visitarlos y degustar su cocina.

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Rosina Ramos es chef de profesión, además de graduada en Ciencias de la Comunicación; recorre el mundo en busca de nuevos sabores reseñando restaurantes de México y de otros países como España en una exquisita aventura gastronómica. Una sibarita con alma y corazón sensible.

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