Cena con la sazón de mamá
Una de las cenas más esperadas en casa es la de Navidad, y lo es por varios motivos: la reunión de la familia, el intercambio de regalos, y claro, la opípara cena, la cual comienza con un delicioso espagueti.
Desafortunadamente, en esta ocasión nos hará falta una persona: mamá.
Será nuestro primer año sin doña Lidia, pero la tendremos presente en nuestros recuerdos y en nuestra mesa gracias a las recetas y a la sazón que nos heredó, porque los platillos que preparamos cada Nochebuena o Año Nuevo, ella nos enseñó cómo hacerlos.
En casa de mamá siempre había comida en abundancia, y para la celebración del 31, no se esperaba menos.
En casa de mamá, la Navidad siempre era anunciada a través de un colorido mantel rojo/verde, con gigantescas Nochebuenas al centro, series que se prendían y se apagaban por toda la casa, y un permanente aroma a ponche, que invadía cada rincón de la casa y te invitaba a ser, a estar y a disfrutar.
Llegada la noche del 24 ó el 31 de diciembre, la cena la conformaban diferentes platillos, desde romeritos, bacalao, pavo y costillar de cerdo, y su ya tradicional espagueti, a veces lo preparaba estilo Alfredo, otras más, a la boloñesa o a las finas hierbas, lo único que no variaba era la marca, La Moderna, porque para las ocasiones especiales mamá se iba a lo seguro, no le gustaba arriesgar la calidad de sus platillos.
Este año ya no estará mamá físicamente, pero mis hermanos y yo la recordamos todos los días, disfrutando de esta temporada como ella lo hacía, como le gustaba. Mamá amaba la Navidad, amaba su significado, amaba arrullar al niño Dios, amaba ir comprar su árbol y decorarlo, pero sobre todo amaba a su familia a quien arropaba con grandes gestos, con grandes platillos, con grandes sabores, porque como mujer oaxaqueña la cocina la traía en la sangre en el corazón.