La chismosa de Siri
Hace tiempo se me ocurrió decirle a una pobre chica que se aventuró a ser mi amiga (y digo pobre porque seguro sufre por aguantarme), que yo conocía al candidato ideal para hacerla feliz.
Él es mi amigo desde hace muchos años. Ante mis ojos es un tipo inteligente, sensible, #nodaasco, con trabajo estable… en fin, lo que conocemos como un “buen partido”.
Mi Gran Error fue que no reparé en que mi amiga tenía novio. Sin embargo, como toda mujer curiosa, ella aceptó conocerlo y para mi buena suerte ¡se llevaron fantástico!
Yo pensé que serían la pareja ideal, hasta que ella le soltó la confesión de que tenía novio, que no pensaba dejarlo porque ya había invertido unos buenos años en esa relación y, además de todo, ¡que se casaría!
A pesar de las circunstancias, se hicieron buenos amigos. Ella es una mujer casada y tiene a mi amigo entre los contactos que guarda en su iPhone.
Hasta aquí ustedes dirán: ¿y esta historia qué?, pero les quiero contar (chismear) que el otro día mi amiga se puso a jugar con el celular mientras estaba con su ahora esposo en casa.
Para colmo de la vida, su marido y mi amigo se llaman igual, pero de eso no se acordó ella cuando comenzó a tontear con Siri, la asistente personal del teléfono.
Comenzó con el clásico: “¿Quién soy yo?”. Siri le dijo: “tú eres Marcela”. “¿Qué día es hoy, Siri?”, y el celular respondió: “Hoy es viernes 20 de marzo”.
Y luego le ordenó: “Siri, manda un mensaje a Gustavo y dile que lo amo”. Siri, como toda mujer (virtual) indiscreta le responde: “¿A Gustavo Robles o a Gustavo Sánchez?”.
Mi amiga Marcela quería correr del Distrito Federal a Sonora en dos segundos, pero se tuvo que quedar viendo los ojos furiosos del esposo, quien a la fecha quiere saber quién es su tocayo y por qué razón Siri sabe que ella lo ama.
En fin, “el hombre es fuego, la mujer estopa…” viene Siri y le sopla.